Hace tan solo cuatro meses, en Junio, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, daba explicaciones de por qué el banco central no decidió bajar las tasas de interés, aduciendo que “las condiciones económicas fundamentales se mantienen en Europa” y “la prioridad del banco es el control de la inflación, no el crecimiento económico”. Esto, mientras otros bancos centrales, como la Reserva Federal, se apuraban en bajar las tasas e inyectar billones de dólares para aumentar la liquidez en los mercados financieros. Hoy, el banco central europeo redujo la tasa medio punto porcentual, y el mismo Trichet declaró que no descarta que las tasas continúen bajando. En tan solo cuatro meses, el panorama para los europeos dio un giro de 180 grados.
Tan solo el mes pasado, Alan Greenspan, quien lideró la Reserva Federal de los Estados Unidos por 18 años, y uno de los economistas más respetados en toda la historia, declaró en una audiencia ante el senado estadounidense, que los modelos económicos y financieros que habían prevalecido durante los últimos 40 años de repente se derrumbaron en cuestión de meses.
Henry Paulson, el actual secretario del tesoro de los Estados Unidos, obtuvo aprobación del congreso para iniciar un plan de rescate por $700 billones, con los que pretendía comprar los activos tóxicos de los bancos para así devolver la salud a las balanzas de las instituciones financieras. Sin embargo, poco después de aprobado el paquete de rescate, el departamento del tesoro decidió suspender el plan original, y en lugar de comprar los activos tóxicos, decidió cambiar radicalmente la estrategia e inyectar capital por $250 billones en los bancos estadounidenses, como lo ha venido haciendo el gobierno de Gordon Brown en Inglaterra. Los suizos, en cambio, inyectaron 59 billones de francos suizos (cerca de $60 billones) en el banco UBS, para pasar sus activos tóxicos a un fondo especial, similar a lo que pretendían hacer Henry Paulson en su plan de rescate original.
Qué quiere decir todo esto? Quiere decir que ni los más respetados y capaces economistas y financieros, ni las cabezas de las instituciones financieras y bancos centrales del mundo, saben qué demonios está pasando ni cómo sacar a los mercados financieros del agujero donde se encuentran. Y es que el panorama que se vive hoy no había pasado nunca, es decir, nadie tiene experiencia en cómo lidiar en una situación como la que estamos viviendo actualmente. Como dijo uno de mis profesores, Thomas Signer, solamente los japoneses han vivido algo similar a lo que está pasando en la actualidad, y esto en una escala reducida a Japón; lo de hoy es a nivel global. Es consecuencia, pero en enorme escala, de lo que Greenspan llamó en los años 80 “exuberancia irracional”: inversionistas y gerentes ciegos, impulsados solamente por un deseo insaciable de lograr réditos extraordinarios, sin importar las condiciones económicas fundamentales de los mercados y sin importar el riesgo con que jugaban con el dinero de los demás.
Las buenas noticias? Las buenas noticias son que es este el momento de comprar acciones e invertir, pues desde hace décadas no había tantas buenas empresas a un precio tan bajo. Como lo dijo Warren Buffett en el New York Times hace unas semanas: “estoy comprando acciones!” Si lo dice el inversionista más exitoso de toda la historia, deberíamos hacerle caso, no?
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